(Continúa la serie. Las referencias son este artículo y esta petición.)
La conferencia episcopal dice: “Exponen a la juventud a grandes riesgos físicos, psicológicos, morales y espirituales, pues alientan el libertinaje sexual [...] no representan las demandas de los jóvenes”. Yo me pregunto, si la vida no es exposición a riesgos, ¿qué es? Luego, para ser coherente con ese argumento, ¿qué está sugiriendo?, ¿que nos enclaustremos todos y evitemos cualquier tipo de relación? Por otro lado, ¿acaso no es menos traumático enfrentar algo cuando ya se conoce bastante al respecto? ¿Acaso no es más fácil tomar decisiones cuando se conocen claramente las consecuencias? ¿Acaso con el conocimiento no se toman mejores decisiones y se reducen los riesgos? ¿Qué buscan con mantener detrás de ese oscuro velo a una de las interacciones más elementales y comunes de todos los organismos biológicos? No puedo evitar preguntarles cuál será la justificación de cientos, creo que miles, de pederastas que guardan tras sus líneas; y de todos los demás sociópatas peligrosos que se esconden en todos lados. ¿Será que comprenden que esa es una forma muy grosera de traumatizar física, psicológica, moral y espiritualmente a sus víctimas? ¿Será que esa misma forma de abuso se hace posible por la ignorancia de la víctima? ¿Será que tienen el descaro de decir que el abuso sucede por ignorancia del agresor? ¡Por favor! ¡Ellos también necesitan educación sexual! ¡Lo están haciendo mal! Pero hoy no estoy aquí para cuestionar sus justificaciones, sino solo para analizar el impacto de sus creencias en la sociedad.
El argumento me parece radicalmente erróneo. Si vamos a casos reales, sucede lo contrario: limitar la educación sexual e impedir el acceso a anticonceptivos son las acciones que ponen en graves riesgos físicos, psicológicos, morales y espirituales. ¿O les parece grato que una menor de edad cargue con un niño que no sabe realmente cómo llegó a su vientre?, ¿o que una víctima de abuso no se atreva a oponerse y se someta a violaciones físicas y psicológicas sistemáticas? Mientras discutimos estas estúpidas objeciones otro muchacho está siendo criado para ser un violador, pues en su casa y en su comunidad ha aprendido que las mujeres están ahí para servirle en todos los planos de su vida, desde los más triviales hasta los más íntimos, desde las caricias inapropiadas hasta los golpes; otra chica es criada para recibir todo esto con abnegación.
El obispo de Verapaz, supuestamente, dice: “Contradice la ley natural y las enseñanzas de la ley moral que orientan la vida de todo cristiano coherentemente”. ¿A cuál “ley natural” se refiere? ¿A la Biblia? Si es eso, que me disculpe, pero vamos a tener que espulgarla bien. No creo que conozco un solo pasaje de la Biblia donde el sexo sea tomado de una forma aceptable. Pero ni en el famoso Cantar de los Cantares se manifiesta con claridad la visión “coherente” de la “sexualidad cristiana” (¡vaya oxímoron!). (Estoy convencido de que esta sección generará fuerte resistencia, desde ya invito a que coloquen las citas bíblicas en los comentarios.) Cuando pido una “visión coherente” no me refiero a ideas prehistóricas, busco coherencia actualizada: respeto, reconocimiento y libertad. Vamos a lo de “todo cristiano”. Eso es la más fácil. No todos son cristianos, y hasta los cristianos más devotos resultan siendo un ejemplo de incoherencia. Pero sí, estoy generalizando en el contraargumento, pero es que esa parte de la objeción es generalizadora. Será más correcto responder que no todos son cristianos y que no todos los cristianos son coherentes.
Vamos al argumento que presenta un pastor de la Alianza Evangélica, dice: “la iniciativa está contaminada y es evidente que buscan el retroceso del desarrollo en el país [...] si no somos escuchados, acudiremos a la vía legal”.
Creo que por “está contaminada” se refiere, literalmente, a que está “tentada” por Satanás. La única respuesta que tengo para esto es que a lo legal no le interesa lo religioso. El concepto completo de Satanás representa una metafísica muy particular que no es compartida por toda la sociedad. Como líder espiritual puede hacer y decir lo que se le dé la gana, siempre que sea dentro de su comunidad espiritual. Para los demás eso no tiene ninguna injerencia en la realidad. De hecho, para muchos, tales ideas son vistas como cierto grado de esquizofrenia paranoide.
El siguiente punto de su objeción es sobre el retroceso del desarrollo en el país. Me pregunto, ¿qué entiende por desarrollo? ¿Acaso se refiere a la adhesión a códigos morales de la edad de hierro? Me parece que hay una noción muy distorsionada en estas palabras. Para mí el desarrollo es conocimiento, exterior e interior: aprender del mundo, de la realidad, explorar también la dimensión espiritual; balancear todos los factores que atraviesan nuestras vidas. Por ejemplo, en salud, el desarrollo es conocer cómo funciona nuestro cuerpo, conocer a qué enfermedades es vulnerable y aprender a combatirlas, prevenirlas y evitarlas. En la sexualidad sucede lo mismo. Conocer al respecto es saber que a través del acto sexual nos reproducimos (sí, puede sonar patético para el lector, usted que sabe leer y escribir y tiene acceso libre a la información). Conocer al respecto es estar consciente de los riesgos y las enfermedades a las que se es vulnerable por el ejercicio de la sexualidad ─no digamos de una práctica irresponsable─. Conocer es saber que es una parte más de nuestra biología. Conocer es eliminar el morbo. Conocer permite tener la seguridad de que es decisión de cada quién qué hace con quien, al saber que la sexualidad es propia y no es un instrumento para complacer a otros.
El secretismo es más peligroso. Abre de par en par las puertas a la malinformación y a la manipulación, creando el ambiente donde prolifera el abuso.