Él
Su cuerpo fue encontrado sin
rastro de violencia, incluso con cierta paz, sentado frente a la antigua mesa
que usaba como escritorio. Sobre esta reposaba un cuaderno, abierto a la
primera página, titulada: “Lo que no fui”.
El reflejo de la última expresión
aun habitaba su rostro, una combinación de serenidad y satisfacción. Parecía
que había deseado ese final, o al menos en ese momento había alcanzado sus
expectativas. Aparentemente recién bañado, solo vestía ropa interior:
calcetines, calzoncillo y camiseta; el resto de la ropa, la que regularmente
usaba para trabajar, le rodeaba tirada en el suelo, como reptil que ha mudado
de piel. No olía a muerte.
La vida era plana y, aunque la
rutina y el tedio se habían apropiado de su tiempo, insistía en decir que todo
iba bien. Cada mañana se levantaba impulsado por una extraña sensación de
responsabilidad, realmente no le importaba mucho su trabajo, pero ya se había
acostumbrado a vivir así; el trabajo no era siquiera un medio de supervivencia,
simplemente pensaba que esa era la forma correcta en la que una persona debía
vivir. Sus aspiraciones profesionales las manejaba igual, no era cuestión de
perseguir una vocación, sino de ser responsable y tener un trabajo digno;
valores que había aprendido de sus padres. Además, el pasado le había dejado
claro que no era más que un hombre promedio viviendo en un mundo promedio; y
que la definición de éxito apropiada para alguien como él sería vivir más allá
de los 60 y criar hijos para alimentar el ciclo.
Hacía muchos años que estaba con
ella. Desde muy temprano en la relación se dio cuenta que con ella se quedaría.
Solamente tuvo que seguir los pasos determinados. Por alguna extraña razón -algo que él consideraba un error de juicio- ella decidió igual. Probablemente
nunca comprendió el verdadero significado del amor; su forma de valorar las
relaciones humanas no coincidía con las descripciones de los demás. Aun así,
ella era su mayor y más efectiva fuente de felicidad.
Ocasionalmente su visión del
mundo le impedía desenvolverse en la sociedad, aunque generalmente no
representaba mayor obstáculo. Toda su concepción del mundo era una abstracción
de la realidad, le gustaba pensar que veía todo desde una perspectiva artística.
Antiguo Trabajo
Algo, que podría ser tomado como
una mala decisión, lo llevó a buscar trabajo. Por casualidad y sin considerable
esfuerzo lo consiguió. La cochambrosa dulzura del dinero se impregnó en su
vida, iniciando un círculo vicioso cuyo rompimiento suele acarrear falsos y
violentos sufrimientos. Como el chico obediente y responsable que fluye sin
trabas por la primaria, fue su trayectoria por ese lugar. Los ascensos, más que
reconocimientos parecían simplemente el grado siguiente. Así mismo, tal como en
las instituciones educativas, el día de graduación llegó, la educación se quedó
pequeña. Abandonó el lugar con una sensación de victoria truncada por la
siempre presente nostalgia humana y el terror a la incertidumbre;
inconscientemente influenciado por la sombra de su embrutecedora formación cristiana
que le suspiraba pensamientos de esperanza, ocultando la inminente desolación
que se aproximaba.
La vida le ofreció un atisbo a la
plena libertad. Por una corta temporada estuvo suspendido dentro de la
realidad, permitiéndose experimentar un total desapego a todo tipo de
responsabilidades, entregándose al enriquecimiento egoísta de sus
conocimientos. Destruyendo una parte importante de la viciada sistematización que
en otro tiempo se había apoderado de su pensamiento.
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