lunes, 15 de julio de 2013

Viviendo la fantasía de libertad

Estoy viviendo una fantasía. Podría levantarme tarde, pero escojo no hacerlo. Me levanto temprano y hago lo que quiero. Si quiero leer, leo; si quiero escribir, escribo; si quiero salir, salgo; etc, etc. Y no, no estoy de vacaciones, simplemente una situación laboral compleja se resolvió de una forma muy sencilla que me dejó con suficientes fondos para una pequeña temporada de meditación. Se cruzan ideas, consejos, recuerdos, ilusiones; pero principalmente: preguntas.

Creo poder ver muchas cosas. Dentro de las cuestiones que debo resolver: la situación económica. (Mientras escribo esto se me antoja un té, ahora que he terminado con el icing*. No pasa nada: me levanto y me preparo uno. Earl Grey. Noto el silencio y entonces le pido a Bjork que me cante, suavecito. Gracias.)... (Se alarga la pausa mientras retomo el hilo de lo que escribía. Me distrae la ventana: el viento mueve a los arboles y a lo lejos se escucha una avioneta, en el techo de la casa de la vecindad el viento hace vibrar el agua empozada, parece que se estuviera moviendo, y aunque los cables y tuberías le espantan el glamour, me permito imaginar que fuera de mi ventana hay agua fluyendo: un rio, o quizá un lago; un ambiente un poco estereotipado pero igual invita a la creación. El té aún está muy caliente; juego con la nubecita del vapor que despide. Saboreo esta libertad.) (Me invito a concentrarme en continuar con lo que hacia, la exposición se desarrollará sola, la libertad sabe venderse ella misma.) Para mantener el estilo de vida que tengo, voy a necesitar encontrar una forma de procurarme un ingreso. Muchas personas me aconsejan que ponga un negocio propio, idea que suena muy bonita, pero he reflexionado mucho últimamente y dudo tener la ambición necesaria para entregarme a una actividad cuya única motivación sea la generación de dinero. Siempre sigue, a cualquier objeción, la pregunta: "¿Que es lo que querés hacer?", a lo que respondo con un suspiro que le pone el punto al signo de interrogación al que se convierte mi cara. La primer respuesta en mi cabeza es "nada", la segunda es "lo que se me de la gana", pero mejor expreso ese signo de interrogación porque sé que ninguna de esas dos respuestas satisface la profundidad de la pregunta que se me hizo. Y es que la pregunta no busca una respuesta sincera, busca una respuesta útil; algo que pueda hacer para convertirme en una persona productiva. (El té, por cierto, me quedo delicioso y Bjork se me puso un poco jumpy.)

Mantengo la cuestión en mente casi todo el tiempo (a menos que esté distraído por la cúpula que veo desde mi ventana, tiene una antenita, que aunque esta atrás, desde mi punto de vista le queda precisamente en el centro y hace que parezca parte importante de una base de operaciones extraterrestres. Amplío la mirada y noto que más cerca, casi sobre mi lago, hay dos antenas parabólicas: una tendrá un poco más de dos metros de diámetro, y la otra un poco más de uno. En el centro, con mas de diez metros de altura, una estructura metálica sostiene dos antenas, y en la base algo que parece una chimenea, pero no me da confianza, más parece la torre de comando de un submarino, algo muy extraño puede estar pasando muy cerca de mi, pero yo saboreo mi delicioso té que ya se está poniendo frío.) y creo, por momentos, encontrar respuestas. Pero para que la respuesta esté completa, debo repasar todas las posibles objeciones, todas las preguntas que puedan surgir, etc. Suelo empezar con: "quiero escribir", y trato de imaginar las formas en las que eso me pueda generar un ingreso. (Se me ocurre algo que podría ser una idea para algún artista plástico o, porque no, al rato y resulto de artista plástico... La cosa va algo así: un escritor tambaleante [la mejor traducción de struggling writer que se me ocurre ahorita ─frase, por cierto, que me parece, por alguna razón, exquisita─] tiene esperanzas de generar dinero con los libros que produzca. Entonces, para asegurar el valor de un libro podría escribirlo en billetes, luego encuadernarlos y venderlos. El precio mínimo del libro seria estable, ya que no puede valer menos de la cantidad de billetes que tiene. Por aquí talvez se puede notar que no tengo mucho de empresario, ahora que terminé de escribir esta idea empiezo a pensar en razones por las que no funcionaría... pero bueno... Por otro lado no puedo negar que sería muy divertido ver un libro que en vez de hojas tenga billetes.) 

A los que digan que no me puedo comer las palabras les respondería que "¡no les veo comiendo billetes pero ahí andan detrás del dinero igual!" (Perdón, tuve que forzarlo un poco, se me ocurrió la linea, me pareció divertida y tuve que crear una estupidez para poder usarla.) Para empezar hay que saber escribir, luego hay que escribir cosas que a la gente le guste leer, pero en el momento en que empiezo a escribir algo solo para que los demás lo lean, haciéndolo de la mejor forma que se me ocurre para que les guste y lo compren y lo recomienden y demás, es ahí donde pierde validez mi trabajo. Para eso me voy a trabajar donde sea a que me digan que hacer y que estén contentos con que les haga caso. Si voy a escribir, tendré que escribir lo que quiera expresar. Contar las cosas como las quiero contar. Para eso, creo que debo empezar a contemplar la posibilidad del fracaso rotundo y estar en paz con la posibilidad de que al vivir a plenitud mi fantasía el resultado sea la miseria. (Bjork termino su presentación y me dejó a Sigur Ros, capturando completamente el sentimiento del momento.) Ojalá las cosas nos salgan bien.





* Por “icing” me refiero literalmente a “icing”, el que se usa para decorar galletas, una simple y deliciosa mezcla de azúcar glass y jugo de limón. (Los fines de semana usualmente hacemos panqueques {algo parece repugnante de como luce esa palabra escrita} y yo acostumbro hacer icing para poner en los míos, en vez de miel o cualquiera de esas cosas; este fin de semana hice de más. Por tanto lo degusté a cucharadas. ¡Delicioso!)







2 comentarios:

  1. simplemente sublime Sr. de nuevo hace que me quite el sombrero. me alegra que tu tiempo se vea reflejado en lo que tu queres.

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  2. Nachito:
    No tenés idea de lo gratamente sorprendido que me dejó leer tu escrito... lo he disfrutado enormemente (ya dos veces) y no tengo la menor duda que tenés madera de escritor !! Recientemente he leído a Luis de Lión ( conocés algo de el ?) y de Ernesto Cardenal, así que al leer lo tuyo, sentí estar leyendo a un autor que sabe lo que hace y lo sabe hacer bien !
    Creo que debés seguir tu sueño y tus impulsos... los decires de que de eso no vas a vivir son castrantes y comunes, en este nuestro paisito hipócrita, de sin-valores, de síndrome de Capitanía General, de capitales pestilentes, de dudosa procedencia;
    Te apoyo en tu búsqueda de ser felíz, de hacer lo que realmente te diga tu instinto y tu corazón, de no dejarte presionar por lo que la sociedad u otros, quieran imponerte, porque eso es lo que se deba hacer.
    Me siento orgulloso de vos y te quiero mucho. Tu tio Maco

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